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La wikipedia del taxi en Bilbao
BILBAO
Juan Carlos Varela fotocopia desde hace 28 años todo lo que se publica en los periódicos sobre los taxistas, Masustegi y el Athletic
JUAn Carlos Varela solo lleva un CD en el taxi a disposición de los clientes. Es el himno del Athletic. Lo pone a la menor oportunidad que tiene, sobre todo cuando lleva turistas. "A los japoneses les encanta, se ponen a bailar dentro del taxi", comenta riéndose. Así es Juan Carlos, un taxista único, diferente. Pero esa no es su mayor peculiaridad. Desde hace 28 años, los mismos que lleva bajando la bandera del taxímetro en las calles de Bilbao, recopila todo lo que publican los periódicos sobre el sector del taxi y Masustegi, el barrio que le vio nacer, y en menor medida, del Athletic. Son sus tres amores.
Los cuadernos ya no le caben en casa. Ha tenido que habilitar una parte del garaje para darles cabida "Mi mujer dice que estoy loco", bromea. Pero a él le da igual. Juan Carlos se ha convertido sin quererlo en el documentalista oficial de sus compañeros de profesión y de sus vecinos. Está claro que es la wikipedia del taxi y Masustegi.
Juan Carlos se lee todos los días dos veces los periódicos que se editan en la capital vizcaina. "La primera empiezo por delante y la segunda, por detrás", explica. De esta forma no se le pasa por alto ninguna noticia que no sea merecedora de pasar a su archivo particular. En cuanto ve una de su interés, la fotocopia. Esa costumbre la adquirió en la mili cuando el general al que servía como chófer en el Cuartel General del Ejército en Madrid le ordenaba hacer un dossier de prensa sobre las noticias relacionadas con el País Vasco. Juan Carlos no tenía estudios, pero sí mucha curiosidad por aprender .
Cuando acabó la mili, Juan Carlos prosiguió cultivando su incipiente vocación de documentalista, pero sobre el mundo del taxi, un sector al que accedió por casualidad. "Era una época mala, el año 1982, estaba en paro y un hermano de un patrón me dijo que necesitaban un chófer", recuerda. Aceptó y desde entonces no se ha bajado del taxi. Han pasado 28 años.
Pero la historia laboral de Juan Carlos comenzó mucho antes. A los 14 años ya se puso a trabajar. "No me gustaba estudiar", dice. Igual por eso el destino le llevó a dar sus primeros pasos laborales en la Editorial Aguilar. "Todo el día estábamos entre libros", señala. Una vez que se sacó el carné de conducir, su labor dentro de la empresa se desarrolló fundamentalmente con un volante entre las manos "repartiendo libros por todos los rincones de Bilbao". Y también en la mili su vida se encauzó hacia las cuatro ruedas. "A los vascos en Madrid nos ponían de chóferes de los altos mandos; había muchos asesinatos de ETA y yo creo que ellos pensaban que si pasaba algo, que también se llevaran por delante a un vasco ".
La Noche Su trayectoria como taxista la inició como asalariado. La profesión de taxista le convenció desde el primer día. "A mí siempre me ha gustado el trato con la gente, por eso me gustó el taxi", dice. Juan Carlos trabajaba en el turno de noche, de tres de la tarde a tres de la madrugada. Pero tampoco le importaba. Era joven y "la noche y el mundo del taxi no era como ahora". Cuenta que hacían jornadas de doce horas seguidas y luego se quedaban a tomar algo con los compañeros "en los pocos garitos que se quedaban abiertos en Bilbao". Así estuvo, trabajando de noche, durante 16 años. De esa época también recuerda anécdotas divertidas. Por ejemplo, cuando les tenía que llevar a los arran-tzales a Lekeitio y Ondarroa "después de que se hubieran fundido todo el dinero en La Palanca". "Aquellos sí que eran gente de palabra", dice. "Aunque no tuvieran dinero para pagar la carrera, te decían: llévame que mañana te lo dejó en un bar, y al día siguiente allí estaba el importe", relata. O cuando llevaba a alguien a algún caserío "y me regalaban cebollas y conejos". Eso es lo que le gustaba a Juan Carlos, "el trato con el cliente". "Ahora la gente va a lo suyo, no habla nada", dice. Pero como Juan Carlos es de la vieja escuela, él intentar dar palique a los pasajeros. Y de vez en cuando les pone música. Una música muy especial: el himno del Athletic. "Es el único CD que llevo en el coche", señala orgulloso, además de mostrar el escudo y unos calcetines rojiblancos. Por algo el Athletic es otra de sus debilidades.
También recopila información sobre el equipo bilbaino pero no tanta como del mundo del taxi o de Masustegi porque "hay demasiada". Es tan del Athletic que no soporta que se mofen de su equipo del alma. "En una ocasión le bajé del taxi a un periodista catalán porque me empezó a vacilar después de que el Barcelona nos hubiera ganado 1-0. El tío iba al aeropuerto, pero le deje en tierra en la Plaza Moyua", recuerda.
Masustegi Otro de sus amores es Masustegi, el barrio que le vio nacer. Sus padres emigraron de Galicia para afincarse en la ladera del monte Arraiz. Juan Carlos se crió entre campas y vacas. Tras casarse vivió 12 años en Masustegi, en la casa de los suegros, "porque no tenía un duro para comprarme una casa, hasta que la situación económica mejoró y la mujer quiso bajar a Rekalde". A pesar de ello, sube todos los fines de semana a su barrio a cuidar la huerta y a estar con los familiares y los amigos de toda la vida. Desde allí divisa su lugar de trabajo: las calles de Bilbao. "Cada día es más difícil conducir", protesta, "porque nos están estrechando las calles y nos ponen más multas". Unas multas que las fotocopia y las agrega al archivo.
Deia
BILBAO
Juan Carlos Varela fotocopia desde hace 28 años todo lo que se publica en los periódicos sobre los taxistas, Masustegi y el Athletic
JUAn Carlos Varela solo lleva un CD en el taxi a disposición de los clientes. Es el himno del Athletic. Lo pone a la menor oportunidad que tiene, sobre todo cuando lleva turistas. "A los japoneses les encanta, se ponen a bailar dentro del taxi", comenta riéndose. Así es Juan Carlos, un taxista único, diferente. Pero esa no es su mayor peculiaridad. Desde hace 28 años, los mismos que lleva bajando la bandera del taxímetro en las calles de Bilbao, recopila todo lo que publican los periódicos sobre el sector del taxi y Masustegi, el barrio que le vio nacer, y en menor medida, del Athletic. Son sus tres amores.
Los cuadernos ya no le caben en casa. Ha tenido que habilitar una parte del garaje para darles cabida "Mi mujer dice que estoy loco", bromea. Pero a él le da igual. Juan Carlos se ha convertido sin quererlo en el documentalista oficial de sus compañeros de profesión y de sus vecinos. Está claro que es la wikipedia del taxi y Masustegi.
Juan Carlos se lee todos los días dos veces los periódicos que se editan en la capital vizcaina. "La primera empiezo por delante y la segunda, por detrás", explica. De esta forma no se le pasa por alto ninguna noticia que no sea merecedora de pasar a su archivo particular. En cuanto ve una de su interés, la fotocopia. Esa costumbre la adquirió en la mili cuando el general al que servía como chófer en el Cuartel General del Ejército en Madrid le ordenaba hacer un dossier de prensa sobre las noticias relacionadas con el País Vasco. Juan Carlos no tenía estudios, pero sí mucha curiosidad por aprender .
Cuando acabó la mili, Juan Carlos prosiguió cultivando su incipiente vocación de documentalista, pero sobre el mundo del taxi, un sector al que accedió por casualidad. "Era una época mala, el año 1982, estaba en paro y un hermano de un patrón me dijo que necesitaban un chófer", recuerda. Aceptó y desde entonces no se ha bajado del taxi. Han pasado 28 años.
Pero la historia laboral de Juan Carlos comenzó mucho antes. A los 14 años ya se puso a trabajar. "No me gustaba estudiar", dice. Igual por eso el destino le llevó a dar sus primeros pasos laborales en la Editorial Aguilar. "Todo el día estábamos entre libros", señala. Una vez que se sacó el carné de conducir, su labor dentro de la empresa se desarrolló fundamentalmente con un volante entre las manos "repartiendo libros por todos los rincones de Bilbao". Y también en la mili su vida se encauzó hacia las cuatro ruedas. "A los vascos en Madrid nos ponían de chóferes de los altos mandos; había muchos asesinatos de ETA y yo creo que ellos pensaban que si pasaba algo, que también se llevaran por delante a un vasco ".
La Noche Su trayectoria como taxista la inició como asalariado. La profesión de taxista le convenció desde el primer día. "A mí siempre me ha gustado el trato con la gente, por eso me gustó el taxi", dice. Juan Carlos trabajaba en el turno de noche, de tres de la tarde a tres de la madrugada. Pero tampoco le importaba. Era joven y "la noche y el mundo del taxi no era como ahora". Cuenta que hacían jornadas de doce horas seguidas y luego se quedaban a tomar algo con los compañeros "en los pocos garitos que se quedaban abiertos en Bilbao". Así estuvo, trabajando de noche, durante 16 años. De esa época también recuerda anécdotas divertidas. Por ejemplo, cuando les tenía que llevar a los arran-tzales a Lekeitio y Ondarroa "después de que se hubieran fundido todo el dinero en La Palanca". "Aquellos sí que eran gente de palabra", dice. "Aunque no tuvieran dinero para pagar la carrera, te decían: llévame que mañana te lo dejó en un bar, y al día siguiente allí estaba el importe", relata. O cuando llevaba a alguien a algún caserío "y me regalaban cebollas y conejos". Eso es lo que le gustaba a Juan Carlos, "el trato con el cliente". "Ahora la gente va a lo suyo, no habla nada", dice. Pero como Juan Carlos es de la vieja escuela, él intentar dar palique a los pasajeros. Y de vez en cuando les pone música. Una música muy especial: el himno del Athletic. "Es el único CD que llevo en el coche", señala orgulloso, además de mostrar el escudo y unos calcetines rojiblancos. Por algo el Athletic es otra de sus debilidades.
También recopila información sobre el equipo bilbaino pero no tanta como del mundo del taxi o de Masustegi porque "hay demasiada". Es tan del Athletic que no soporta que se mofen de su equipo del alma. "En una ocasión le bajé del taxi a un periodista catalán porque me empezó a vacilar después de que el Barcelona nos hubiera ganado 1-0. El tío iba al aeropuerto, pero le deje en tierra en la Plaza Moyua", recuerda.
Masustegi Otro de sus amores es Masustegi, el barrio que le vio nacer. Sus padres emigraron de Galicia para afincarse en la ladera del monte Arraiz. Juan Carlos se crió entre campas y vacas. Tras casarse vivió 12 años en Masustegi, en la casa de los suegros, "porque no tenía un duro para comprarme una casa, hasta que la situación económica mejoró y la mujer quiso bajar a Rekalde". A pesar de ello, sube todos los fines de semana a su barrio a cuidar la huerta y a estar con los familiares y los amigos de toda la vida. Desde allí divisa su lugar de trabajo: las calles de Bilbao. "Cada día es más difícil conducir", protesta, "porque nos están estrechando las calles y nos ponen más multas". Unas multas que las fotocopia y las agrega al archivo.
Deia